El verano está al caer, el calor se intensifica y durante las horas de sol se hace difícil hacer actividades al aire libre. Ahora bien, una escapada hasta la playa siempre apetece, ¿verdad?
Las comarcas de Girona cuentan con algunas de las playas con más encanto del litoral catalán. Y no estemos hablando de playas urbanas donde es prácticamente imposible plantar la sombrilla, sino de playas aisladas y auténticas, rodeadas de naturaleza, ideales para refrescarse, tomar el sol y desconectar con la mejor compañía.
Desde Girona Cases Rurals os proponemos 5 playas espléndidas donde puedes ir a disfrutar de una jornada de verano inolvidable. Además, no olvides que dispones de casas rurales de alquiler completo o de alquiler por habitaciones a escasos minutos de la costa donde alojarte, gozando de su encanto y de la infinidad de servicios que ofrecen.
¡Vamos allá!
Cala Culip
A tan solo 8 kilómetros de la población de Cadaqués, en medio del insólito paraje natural de Cap de Creus, se encuentra Cala Culip, un lugar con mucha historia.
Se cuenta que, durante la edad antigua, griegos, fenicios y romanos utilizaban Cala Culip para fondear sus embarcaciones, pero debido la tramontana, muchas de ellas acabaron naufragando y a día de hoy aún se pueden encontrar algunos de sus restos cerca de la accidentada costa de Cap de Creus.
Con una forma alargada que recuerda a un fiordo, Cala Culip cuenta con una playa de arena gruesa de unos 15 metros de anchura. La espectacularidad del paisaje que rodea la cala invita a desconectar de la mano de un buen libro o bien a tomar un baño contemplando las extraordinarias formas geológicas que alberga el entorno. Además, al encontrarse protegida de los vientos y de las corrientes marítimas, Cala Culip es un espacio donde realizar inmersiones a poca profundidad para descubrir las extraordinarias gorgonias que pueblan el fondo marino y los restos de ánforas abandonadas desde la antigüedad.
Para llegar a Cala Culip, lo más recomendable es ir andando desde el parquin del Pla de Tudela. Es un trayecto a pie de unos 25 minutos por un camino que no presenta grandes dificultades técnicas y el cual ofrece unas vistas sensacionales sobre el Faro de Cap de Creus y de la pintoresca isla de Cullaró. Incluso, a lo largo del camino es posible presenciar algunas de las curiosas rocas con formas de animales que inspiraron a Salvador Dalí para pintar varias de sus obras, como el águila o el camello.

Cala Futadera
Entre los icónicos pueblos pescadores de Tossa de Mar y Sant Feliu de Guíxols, en el kilómetro 29 de la escénica carretera GI-682, encontramos Cala Futadera, una cala de aspecto salvaje rodeada de pinos y acantilados que evoca a la auténtica Costa Brava.
Cala Futadera cuenta con una playa de arena gruesa y de considerable pendiente de 90 metros de longitud por 10 de anchura. Popularmente, es conocida como la cala de los 300 escalones, así que tal y como os podéis imaginar, su acceso no es del todo fácil. Ahora bien, el esfuerzo de llegar hasta allí se ve completamente compensado por la belleza del entorno que la rodea. Solo el trayecto de bajada hasta la cala es un placer para los sentidos: las aguas turquesas, el verde de los pinos amarrados en los rocosos acantilados hasta a tocar del mar… el contraste policromático es verdaderamente excepcional.
Al llegar prepararos para gozar de una jornada de playa extraordinaria. Aparte de tomar el sol y nadar en aguas cristalinas, en Cala Futadera podéis practicar el buceo. Sus aguas poco profundas y repletas de rocas esconden una flora y una fauna digna de ser descubierta.

Cala Estreta
A tan solo unos kilómetros al norte de la localidad de Palamós, entre bosques de pinos y acantilados, se esconde Cala Estreta, una de las playas naturales más bonitas de la Costa Brava. Su estética de postal y su remota ubicación la convierten en un pequeño paraíso donde disfrutar de una gran jornada de playa.
Para llegar en Cala Estreta se pueden seguir dos senderos, aunque lo mas recomendable es tomar el camino de ronda que conecta la playa de Castell con Calella de Palafrugell y en cierto punto desviarse por un camino señalizado. Se trata de un trayecto a pie de unos 30 minutos a través de algunas otras joyas de la zona como el Poblado ibérico de Cala Castell, la barraca de Dalí o otras playas vírgenes como la Cala Foradada, la Cala dels Corbs o la Cala dels Canyers.
Si el trayecto hasta la cala ya es impresionante, al llegar quedaréis maravillados. Contando con unos 200 metros de longitud por unos 5 de anchura, Cala Estreta es una playa de arena gruesa, de aguas cristalinas poco profundas y de formaciones rocosas repletas de vida animal y vegetal. Y si sois de esos que pensáis que a la playa no solo se va a descansar, siempre podéis acercaros con una embarcación hasta las islas Formigues, situadas a un kilómetro en línea recta mar adentro, ofrecen unas vistas impresionantes de esta majestuosa porción del litoral gerundense.

Cala Rustella
A la costa sud de la península de Cap de Creus, a tan solo 8 kilómetros del centro de Rosas y oculta entre pinares que casi se adentran en el mar, se encuentra la idílica Cala Rustella, una playa con un encanto salvaje.
Gozando de poco más de 100 metros de longitud i 10 metros de anchura, con aguas de tonos azules cambiantes por el efecto provocado por los rayos de sol entre las ramas de los árboles, la Cala Rustella es una visita obligatoria para los amantes de las playas más auténticas
Para acceder a ella, es necesario tomar la carretera que une la población de Rosas con la Cala Montjoi y antes de llegar a esta última, dejar el coche a pie de carretera y descender andando un sendero de considerable pendiente y pedregoso durante unos 15 minutos. Si bien el trayecto puede suponer un inconveniente, sus vistas panorámicas os cautivaran al instante.
Una vez instalados en su playa de tierra gruesa, prepararos para perder el sentido del tiempo en un entorno que te envuelve. Sus aguas cristalinas, la proximidad entre la vegetación y el mar, las rocosas paredes que protegen la cala de los fuertes vientos que soplan en la región. Si bien el entorno es ideal para desconectar, no podéis dejar escapar la oportunidad de zambulliros y explorar un fondo marino lleno de vida.

Cala Sa Sabolla
A unos 3 kilómetros al sud de Cadaqués, entre las agrestes formaciones rocosas que marcan el litoral de la zona, emerge Cala Sa Sabolla, una playa de guijarros y arena gruesa que aún conserva su esencia natural.
Si la queréis visitar, os recomendamos llegar hasta ella desde Cadaqués, recorriendo un tramo del camino de ronda. Se trata de una ruta a pie de unos 45 minutos des de las afueras del municipio, la cual transcurre a lo largo de estrecho sendero que ofrece unas perspectivas excelentes de la bahía de Cadaqués y de otros elementos significativos de su litoral, como los islotes de Cucurucuc de Terra y es Cucurucuc de Sabolla o el Faro de Cala Nans.
Si bien dicen que el trayecto es más importante que el destino, en este caso, Cala Sa Sabolla es sin duda un final completamente digno para esta pequeña aventura. Contando con unos 50 metros de longitud por 15 metros de anchura, la cala se adentra en las aguas a través de su silueta alargada y rocosa, limitando el campo de visión de sus visitantes hacia lo único que en ese momento importa: disfrutar del mar y su embeleso eterno.
