Con la llegada del buen tiempo y el calor, os proponemos pasear y hacer actividades en familia por diferentes espacios refrescantes de Girona rodeados de naturaleza.
Si estáis visitando la ciudad o dando un paseo por el casco antiguo, es imprescindible una parada en los jardines de los Alemanes y los jardines de la Francesa. En estos lugares historia y naturaleza se unen y crean un ambiente romántico sorprendente.
Como curiosidad, el nombre de jardines de los Alemanes se debe a que una de las tropas encargadas de defender la ciudad durante las guerras con los franceses en el siglo XVII estaba compuesta por soldados alemanes que se alojaban en el antiguo cuartel situado en este lugar, hoy parcialmente engullido por la vegetación. Y el nombre de los jardines de la Francesa proviene de su antigua propietaria, Madame Matieu, de nacionalidad francesa y residente en Girona.
Si sois observadores, encontraréis escondidas unas placas de color azul con un número y un código de tres letras. Forman parte de los puntos de control del circuito de orientación de los jardines del casco antiguo y La Devesa, ¡una propuesta para descubrir la ciudad y su entorno natural de manera divertida y entretenida!
Sin necesidad de alejarse mucho del casco antiguo, os proponemos un paseo por el parque de la Devesa, bajo el verde de las hojas de sus árboles característicos, los plátanos de sombra (Platanus hybrida). ¡¿Sabíais que hay más de 2.600, y algunos de ellos fueron plantados hace más de 150 años?!
En uno de los extremos del parque están los jardines de la Devesa, construidos en el siglo XIX cuando estaban de moda los jardines como lugar de paseo entre las clases acomodadas. Actualmente conservan buena parte de la estructura original y se puede encontrar una gran variedad de especies vegetales, algunas autóctonas (naturales del país) y otras exóticas (originarias de otros países).
Si sois más activos y tenéis ganas de hacer una ruta a pie, os proponemos adentraros en el valle de Sant Daniel, una extensa zona verde muy cercana al centro histórico de la ciudad con parajes sombríos, arroyos, torrentes, fuentes de agua y un monasterio como epicentro, fundado por las monjas benedictinas hace más de 1.000 años.
El entorno que rodea el monasterio es ideal para la práctica de actividades al aire libre y se caracteriza por su diversidad de paisajes: los bosques de ribera a ambos lados del río Galligants, los bosques de las Gavarres dominados por encinas, alcornoques y pinos, y los campos con masías diseminadas que antiguamente estaban habitadas por familias que vivían de la agricultura de subsistencia, complementada con la ganadería y el aprovechamiento de los bosques. Desde el mirador de Can Garcia podemos apreciar todo este mosaico de paisajes y disfrutar de vistas a todo el valle, con los campanarios del monasterio de Sant Daniel y de la catedral al fondo. Y si necesitáis recuperar fuerzas y tomar un descanso, podéis hacer una parada en la fuente del Ferro (hierro), un área de picnic donde encontramos una fuente de especial interés geológico por la presencia de hierro y de anhídrido carbónico en disolución, que da un sabor picante al agua.
Con la colaboración del equipo de la Oficina de Turismo de Girona.