En esta entrada os invitamos a descubrir uno de los valles más emblemáticos de la Garrotxa. Rodeado de montañas con bosques de encinas, robles y hayas, la Vall d’en Bas es un regalo de la naturaleza para los sentidos; un lugar ideal para pasear o ir en bicicleta, pero también para realizar bellas excursiones de media montaña con vistas espectaculares. Una región para visitar en familia desde cualquiera de nuestros alojamientos rurales de la Garrotxa. Un paraje para descansar y restablecerse; sin prisas.
Un valle de ensueño
Los pueblos de la Vall d’en Bas se encuentran básicamente en la zona llana y fértil, a muy poca distancia los unos de los otros: Sant Esteve, Hostalets, Joanetes, Puigpardines, el Mallol, Sant Privat i la Pinya.
Por el valle cruzan rutas como las Vies Verdes de Olot a St. Feliu de Guíxols, el Camino Real de Vic a Olot y el Camino de Santiago. Fue además una ruta de paso de la resistencia antifranquista (los maquis) tras la Guerra Civil.
Nosotros os proponemos un recorrido de 12 km entre Hostalets i St. Privat d’en Bas, pasando por Joanetes, por la carretera parcelaria, una ruta rural asfaltada y poco transitada, rodeada de campos de maíz, trigo, patatas, alubias, colza o girasol, dependiendo de la época del año.
En cada pueblo añadimos una excursión típica, para realizar en cualquier momento durante la estancia.
Hostalets d’en Bas. Un pueblecito con aire suizo! poblet amb aire suís

Iniciamos el recorrido desde Hostalets, conjunto histórico-artístico, un pueblo que creció, en el siglo XVIII, alrededor de un Hostal situado en el antiguo camino real entre Olot y Vic. El pueblo es muy pintoresco, con sus bonitas casas rústicas bien alineadas, de las que sobresalen los balcones, en los que lucen, especialmente en primavera y verano, bonitos geranios que llenan la estampa de color. Al fondo, el campanario de la iglesia de Santa Maria y los riscos de Falgars, presagian una agradable estancia.
Desde el pueblo parte una ruta senderista circular: Hostalets-St. Miquel de Castelló-Falgars–Hostalets. Se encuentra muy bien señalizada y es aconsejable realizarla en el sentido contrario a las agujas del reloj. Debemos calcular unas tres horas. La subida por el bosque con un desnivel de 534 m. ofrece una cierta dificultad y hay que tomárselo con calma, pero las vistas que se albiran al llegar a la Ermita de St. Miquel de Castelló bien merecen el esfuerzo. Una vez recuperados, continuamos caminando por el altiplano de montaña hasta Falgars, para luego descender a Hostalets.
Joanetes, el mejor “pessebre vivent” de la comarca! millor pessebre vivent de la contrada

Joanetes se encuentra un poquito elevado, a los pies del Puigsacalm, en un entorno privilegiado, donde todos los años por Navidad el “pessebre vivent” es visitado por miles de personas. Destaca la iglesia de Sant Romà del siglo XII y buen ejemplo del Románico en el valle.
Por el pueblo pasa la carretera que nos conduce al Coll de Bracons, paso natural hacia la comarca de Osona y punto de partida de una de la excursión al Puigsacalm (1515 m.) y cumbre de la Garrotxa. Una ruta que transcurre entre bosques de hayas y pastos de montaña, hasta alcanzar la cima, desde donde se disfruta de vistas de los Pirineos, del Montseny o incluso de Montserrat. Se trata de un itinerario de ida y vuelta de unos 9 km de trazado y que se realiza en unas tres horas.
St. Privat d’en Bas, un refugio rodeado de naturaleza! refugi envoltat de natura

Antes de llegar a St. Privat d’en Bas, nos encontraremos sobre una colina el Mallol, cuna de Francesc de Verntallat, héroe del alzamiento de los campesinos de remença en el s. XV, en apoyo del rey Juan II de Aragón, por la abolición de los malos usos.
El antiguo municipio de St. Privat, se integró en la Vall d’en Bas en 1968. Se accede al pueblo por un portal que le confiere un encanto especial, un aire de fortificación. En la plaza confluyen unas cuantas casas particulares, una fábrica de embutidos y destacan la iglesia y la impresionante masía de Cal Monjo, desde la parte de atrás de la cual, parten diversas rutas por el antiguo camino real. Una de las más conocidas es la del Sal de Sallent, una espectacular cascada de 80 m. de caída, rodeada de frondosa vegetación, que se tiñe con colores espectaculares, especialmente en otoño. En la parte baja de la cascada, el paisaje recuerda los ríos de alta montaña.